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Decodopamina: ¿Y si decorar con felicidad no es tan inocente como parece?

¿Y si tu casa no te relaja, sino que te sobreestimula?
¿Y si el espacio que creaste para sentirte mejor está generando el efecto contrario?Desde 2020, la decodopamina empezó a sonar cada vez más fuerte en el mundo del diseño de interiores. En apariencia, la intención es clara: nuestros espacios deberían hacernos sentir más felices.

Pero, ¿hasta qué punto una buena intención puede terminar siendo tóxica?

¿Qué es la decodopamina?

Esta tendencia de decoración está basada en el neurotransmisor asociado al placer y la motivación: la dopamina.

La idea que se plantea detrás de este estilo de decoración es emplear elementos como colores brillantes, formas dinámicas y otros objetos que estimulen nuestros sentidos, desencadenen una sensación de bienestar y mejoren nuestro estado de ánimo emocional y mental.

¿Qué características tiene la decodopamina?

Dentro de sus principales características se encuentran:

  • Un alto nivel de presencia de colores vibrantes y alegres, por ejemplo: fucsia, turquesa, amarillo intenso, verde limón y naranja brillante.
  • Estos pueden aplicarse desde el techo hasta el piso, incluyendo el mobiliario, con la intención de inyectar dinamismo y optimismo en el espacio.
  • Si eso te parecía poco, también podés sumar estampados, patrones geométricos, florales y abstractos.
  • La idea es no tener miedo a la superposición, encontrar armonía dentro del caos e invitar a la funcionalidad desde el juego.

Sin embargo, nosotros en Pewen consideramos importantes que antes de tomar una decisión nos hagamos varias preguntas, como:

  1. ¿Consideramos que necesitamos más dopamina en nuestra vida?
  2. ¿A qué llama cada uno de nosotros la felicidad? ¿A una suma de objetos? ¿A la sensación que nos brinda una experiencia? ¿A qué cosa?
  3. ¿Qué hemos observado que realmente nos hace felices?
  4. ¿Es algo propio o adoptado socialmente?
  5. ¿A qué estamos llamando normalidad?
  6. ¿Tomamos decisiones —como la decoración— desde nuestro gusto, desde lo que nos da placer o desde lo socialmente esperado?

Algunos datos curiosos que te queremos traer son:

Para comenzar a plantear nuestro punto de vista, traemos algunos datos curiosos que pueden encontrarse en la web, en documentales como La sabiduría del trauma, o en investigaciones y obras de profesionales como Gabor Maté, Joel Bakan, Georgia Wells, Miller Clair Cain y libros como El mito de la normalidad, entre otros.

Allí se observa cómo se han normalizado ciertas conductas en nuestra sociedad, tales como:

  • La necesidad de respuestas rápidas y estímulos constantes, sin dar espacio al aburrimiento ni a la creación.
  • El hecho de que nuestros niveles de dopamina están cada vez más elevados.
  • Más plástico y menos naturaleza en plazas y parques.
  • Niveles de exigencia laboral cada vez más altos en nombre de la productividad y la funcionalidad.
  • Disminuir la edad del juego en la infancia, incorporando a los niños tempranamente a sistemas escolares con normas de autorregulación emocional.
  • El uso generalizado de colores cada vez más llamativos en casas, juguetes, historietas, etc.
  • El acceso a redes sociales a edades tempranas y el aumento del tiempo dedicado a ellas.

Por ejemplo, según la NAMI, en Estados Unidos el uso promedio de redes sociales oscila entre 3:30 y 6 horas diarias, según el grupo etario. En América Latina, ronda entre 3 y 4:30 horas.

Los algoritmos también diagnostican, por región, cuánto tiempo una persona permanece consumiendo contenido. Se estima que el promedio de concentración en una publicación dentro de una red social oscila entre 2 y 5 segundos. Según datos de Dean Seddon y Social Media Today.

Además, que las redes, los programas de entretenimiento, la música, productos alimenticios, juegos online, ente otras cosas sean tan adictivos no es casualidad, ya que existen empresas destinadas a hacer estudios del comportamiento neurológico frente a esos estímulos para tenerlos excitados, adictos y sobreestimulado por mayor tiempo.

Además, se han normalizado estilos de crianza desvinculados de lo natural y de las verdaderas necesidades humanas.

Como también se normaliza una doble moral que va desde corporaciones hasta escuelas: donde, por un lado, se habla de respeto, salud mental, igualdad, “inclusión” y maternidad, pero en la práctica se sostiene lo contrario. Así lo muestra el libro Careless People de Sarah Wynn-Williams, exdirectora de políticas públicas de Facebook (hoy Meta).

¿Qué hacemos con todo esto?

Si observamos estas acciones o situaciones “normales” en diferentes partes del mundo, parece ingenuo pensar que nuestras respuestas neurológicas, emocionales y psicológicas están en equilibrio.

Por eso, nos preguntamos:

¿Es la decodopamina una propuesta válida para ser más felices?

¿Estamos decorando desde el deseo real o desde el impulso inconsciente de seguir estimulándonos?

¿Estamos eligiendo desde la conexión con nosotros mismos o desde lo socialmente tendencia?

No se trata de rechazar, sino de elegir con consciencia.

El problema no es la dopamina, ni el estilo de decoración, ni si los “detox de dopamina” son o no tendencia.

La pregunta de fondo es si estamos listos para tomar las riendas de nuestra vida y decidir cómo queremos vivirla. Y, basándonos en eso, elegir con criterio propio.

¿Querés que tu espacio hable de vos sin caer en excesos?

Tal vez sea hora de diseñar desde la calma, no desde la sobre estimulación. De elegir desde adentro, no desde afuera.

Si necesitas ayuda con pisos y revestimientos, podés contactarnos.