Hay ideas silentes, llegan sin hacer ruido, pero una vez que entran, cambian todo.
La neuroarquitectura es una de ellas. Pareciera sacada de un libro complejo del cerebro y ciencia, casi de laboratorio, pero, la verdad es que es más cotidiana de lo que creemos.
Solo que la naturaleza lo hace de forma automática y nosotros ahora lo estudiamos y cada vez más arquitectos, diseñadores y decoradores lo están poniendo en práctica de forma consciente.
Pero… ¿Qué es la neuroarquitectura?
Se puede decir que la neuroarquitectura es el punto de encuentro entre la parte que estudia el cerebro (emociones, sistema nervioso) y la arquitectura y el diseño de interiores.
Su objetivo es crear espacios que nos hagan sentir bien.
Entonces, dicho esto, podés estar preguntándote:
¿La neuroarquitectura deja a un lado la estética?
Definitivamente no.
Para ello, hagamos el siguiente ejercicio:
Pensemos en un paisaje natural, que hayamos visitado y donde no ha metido la mano el hombre, y hagamos la siguiente pregunta:
¿Nos hace sentir bien? ¿Es hermoso?
Seguramente, somos muchos los que habremos respondido ¡Sí!, a ambas preguntas.
Naturalmente, los lugares que nos hacen sentir bien, son hermosos a nuestros ojos.
Sin embargo, algo en apariencia estéticamente correcto, no siempre nos hará sentir bien.
Si miramos al pasado, diseñar un espacio era casi un acto de culto a lo estético, a lo que estaba en tendencia, y no siempre estos espacios eran lugares donde nos podríamos sentir cómodos.
Al llegar la neuroarquitectura da un giro radical a esto, cambiando el diseño para todos nuestros sentidos.
La neuroarquitectura usa herramientas desde magneto encefalografía (permite observar la actividad cerebral en tiempo real) hasta grupos de investigadores estudiando cómo respondemos a la luz, el color, los materiales, la escala o la disposición del espacio.
Estamos hablando de hasta 33 sentidos utilizados para percibir el mundo (olfato, gusto, tacto, oído, vista, equilibrio, palpitaciones, propiocepción, dolor, temperatura, y más).
Y cada vez se tienen más datos acerca de esto.
Por ejemplo, ciertos patrones de iluminación natural reducen los niveles de cortisol (la hormona del estrés), mientras que los espacios con techos más altos estimulan la creatividad y el pensamiento abstracto.
Y dependiendo de nuestros estados de consciencia, nuestros entornos se podrán percibir como uno solo o, como diría Sloterdijk “en un exterior con muchos interiores”.
Hoy nuestros espacios invitan a:
- Activar o a relajar nuestro sistema nervioso
- Influye en nuestros trabajos y nuestras relaciones
- Cómo aprendemos.
- Si somos o no curiosos
- Si descansamos o no
La neuroarquitectura ¿es una ciencia para vivir mejor?
Eso es su intención.
El deseo profundo de tener espacios cada vez más agradables, que nos inviten a sentirnos a través de ellos.
Este enfoque está revolucionando oficinas, escuelas, hospitales, viviendas y hasta ciudades.
Por ejemplo, en oficinas y/o empresas se aplica para aumentar la concentración, disminuir el estrés crónico, fomentar el movimiento del cuerpo, impulsar el descanso visual, y otorgar entornos con atmósferas acústicamente agradables.
Muchas escuelas fuera de lo convencional están buscando impulsar la curiosidad, el entusiasmo, el juego, el reconocimiento de un entorno natural como una fuente de energía, calma y equilibrio constante. Todo esto sin sobre estimular o saturarlos.
En zonas residenciales, la neuroarquitectura invita al equilibrio emocional. Creando espacios donde se sientan refugios para el alma, que reduzcan el ruido externo, y donde se refuercen los vínculos internos y con nuestros seres queridos.
En fin, buscar que nuestros espacios nos acompañen de manera armónica y sostenida, y no disonante y anormal como ha venido sucediendo.
¿Es complicado llevar a cabo la neuroarquitectura?
Aunque suene complejo, los estudios indican que es más sencillo de lo que podemos imaginar.
Como en un momento comentamos, basta observar la naturaleza que siempre tiene a su alcance:
- Luz natural
- Aire natural
- Agua
- Armonía
- Mix de materiales, texturas, elementos
- Balance
- Color
Esto no es una tendencia en decoración, es una nueva forma de pensar el espacio y de allí desarrollarlo.
Muchos ya han hablado de cómo el entorno moldea nuestra biología, nuestra mente y nuestros estados de ánimo.
Entonces, ¿cómo repotenciamos la creatividad pensando en los seres que habitarán estos espacios?
Para la neuroarquitectura es evidente que la clave está en nosotros y nuestro universo humano, que conjuga un sinfín de posibilidades para sentir y crear, de manera afable y armoniosa, para con nosotros.
Si vos estás creando espacios con neuroarquitectura y buscás pisos y revestimientos para ellos, podés contactarnos acá