El color drenching llegó a las revistas y redes de diseño con la fuerza de una ola cromática.
Paredes, techos, puertas y hasta muebles empapados del mismo tono.
¿Es un golazo visual o el crush pasajero del diseño?
Definitivamente, es un gesto audaz que borra límites entre superficies y sumerge al espacio en una sola emoción.
Pero esto funciona, ¿para todos y todo el tiempo? O ¿Puede alterar nuestro sistema nervioso y volverse una relación tóxica?
Como siempre nos gusta empezar por definir las cosas, y para ello vamos a comenzar por definir:
¿Qué es el color drenching?
La palabra drenching en español sería como empapar, mojar algo. En tal sentido, el color drenching es algo así como mojar o bañar un espacio con un mismo color.
Según expertos como Olive & June Home y Civil Stuff la idea no es solo técnica (bañar una habitación de color), sino que va de construir “atmósferas emocionales”.
Donde el color no divida, sino que una, que amplifique la emoción, ya sea para invitar a la calma como para estimular.
Para la psicología del color, esto es totalmente coherente porque el cerebro responde a los colores como responde a la música. Cada uno tiene su propia frecuencia emocional.
Entonces, ¿Cuándo el color drenching es un golazo o un autogol?
Bien, es importante conocer para qué vayamos a utilizar el espacio y quiénes lo van a utilizar, y cuánto tiempo van a estar en él.
Primero, hablemos un poco de lo que nos puede otorgar cada color. Por ejemplo:
- Un azul profundo puede disminuir el ritmo cardíaco y ser una buena estrategia para nuestra concentración.
- Un verde suave nos brindará equilibrio y frescura o un verde oliva que nos transmite naturalidad y calidez.
- Una terracota nos dará calidez y nos ayudará a conectar con nuestras raíces.
- Un beige nos puede dar confort y calma.
- Un amarillo puede una inyección de energía y chispa.
El color puede actuar como una herramienta de bienestar, como un amplificador de una energía o emoción.
Por eso, sentimos que más que un golazo o un crush de paso, el color drenching es un experimento emocional.
Sin embargo, como todo experimento, hay que prestar atención y atender donde habla nuestra corporalidad de poner límite.
¿Por qué?
Porque tanta intensidad o saturación puede volverse abrumadora si no se equilibra bien la iluminación, las texturas y los materiales.
Esto llevándolo a otro escenario sería algo así como: escuchar la misma canción una y otra vez con un volumen alto, todos los días y durante todos los meses del año…
Seguramente, notarás cómo el color drenching se convierte en un autogol en el último minuto para culminar el partido y desempatar el juego.
¿Cómo podemos utilizar el color drenching sabiamente?
Pues, nosotros sugerimos combinar materiales neutros, texturas naturales, luz, ventilación y materiales que suavicen y equilibren la energía visual del ambiente, como por ejemplo:
- Un revestimiento de pared WPC que genere balance.
- Un piso laminado flotante que aporte más luz.
- Un piso vinílico que suavice y aporte armonía con el color escogido.
El color drenching puede ser una opción en un estudio, baño, living, en una zona de juegos, entre otros.
En espacios comerciales u oficinas, puede funcionar para reafirmar la identidad de marca, espacios de vincularidad o de concentración.
Es importante, que sumes esta propuesta de color en espacios amplios, con buena iluminación.
El truco de esta propuesta de color está en leer el espacio como si fuera una historia: ¿Qué pide? Calma, entusiasmo, ligereza, un poco de esto y aquello.
Recuerda que llevarlo a cabo es como si jugaras.
Porque es a través del juego donde se activa nuestra creatividad, conectamos y somos capaces de ver oportunidades maravillosas.
Ahora bien, ¿es el color drenching un golazo o un crush pasajero?
Depende de varios factores como su aplicación, y con qué emoción le estemos dando vincularidad.
Porque cada espacio es una posibilidad de habitar según nuestras creencias, miradas que tengamos del mundo y de nosotros mismos.
Atener cómo nos habla el cuerpo con cada color quizás sea el secreto para convertir esta experiencia de color en un golazo.
Porque en diseño, como en el amor, lo importante no es la intensidad del primer momento, sino lo bien que nos sentimos al pasar el tiempo.